Por Arancha Avilés Pérez – Abogada
La decisión personal de poner fin a un matrimonio, sin duda alguna, es una decisión complicada y difícil de resolver, por todas las emociones que emergen, y más cuando existen hijos en común. La ruptura en una pareja es un proceso complicado que se debe materializar, de una forma adecuada, atendiendo a los intereses de las partes y poniendo una especial atención en el bienestar de los hijos. En todo proceso de divorcio, las cuestiones que se van a decidir son las siguientes:
- Guarda y custodia de hijos menores
- Patria potestad
- Pensión de alimentos y contribución a los gastos extraordinarios
- Uso y disfrute de la vivienda familiar
- Régimen de visitas a favor del progenitor no custodio
- Pensión compensatoria (si procede)
- Indemnización en el caso de separación de bienes (si procede)
- Liquidación y reparto de los bienes en común (habidos en el matrimonio)
Estos aspectos pueden ser consensuados por la pareja (divorcio de mutuo acuerdo) o en el caso de que no haya entendimiento, serán decididos por un juzgado (divorcio contencioso).
Divorcio de mutuo acuerdo
Es el procedimiento más recomendable ya que aporta:
- Sencillez
- Posibilidad de regular detalles concretos del divorcio, adaptando el convenio a cada situación
- Evita la asistencia a un juzgado para la resolución del conflicto, debiendo asistir las partes únicamente para ratificar lo convenido por ambos
- Menor coste económico
- Mayor rapidez en su tramitación
Divorcio contencioso
A diferencia del divorcio de mutuo acuerdo, este procedimiento se plantea cuando no existe acuerdo en relación a alguna de las cuestiones que se deben convenir. En este caso, al no haber consenso, la pareja traslada la decisión a un Juzgado. Este procedimiento judicial se caracteriza por su:
- Complejidad
- Menos flexibilidad a la hora de acotar detalles ya que es la autoridad judicial la que resuelve
- Asistencia a un juzgado con todo lo que conlleva en lo referente a la confrontación entre ambas partes y el impacto en la familia
- Mayor coste económico
- Mayor duración en el tiempo (hasta un año)
Como se puede observar, las diferencias existentes entre ambos procesos son significativas en tiempo, coste y desgaste emocional. Acudir a un profesional de derecho de familia, que conozca y guíe tu proceso de divorcio, permitirá garantizar y defender tus derechos.